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No existe una definición concreta, pero podríamos definirla como una iluminación nocturna excesiva, mal dirigida o innecesaria que se refleja en los gases y partículas del aire por el uso de luminarias inadecuadas.
¿Qué consecuencias tiene?
Derrocha energía y dinero, rompe el ciclo día-noche, altera el reposo, desorienta a los insectos y otros animales afectando a los servicios ecosistemáticos. Perjudica los hábitats nocturnos y afecta a los ritmos biológicos de las especies diurnas y nocturnas.
La luz blanca es mucho más contaminante que la anaranjada, por la emisión de luz azul, además del deslumbramiento que provoca en medio de la noche, cuando vamos en coche por la carretera, por ejemplo, o pantallas publicitarias tipo led en las ciudades.
En la salud humana tiene graves consecuencias, además de romper el ciclo circadiano y alterar el reposo, la emisión de luz azul se convierte en un potente carcinógeno y afecta a los ojos (queratitis, conjuntivitis y cataratas) y al sistema inmunológico provocando riesgo de cáncer de mama y próstata principalmente, ya que requieren de hormonas para desarrollarse, aunque también se está relacionando con cáncer de tiroides y colorrectal. Además, las exposiciones excesivas puede inhibir el funcionamiento normal de las defensas naturales del cuerpo. Existen pruebas del efecto inmunodepresor por exposición a la emisión de luz azul que puede desencadenar respuestas inmunes corriendo el riesgo de infecciones víricas, bacterianas, parasitarias o fúngicas (hematológicas).
El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), presentó en 2018 un estudio donde se relaciona la radiación de la luz azul con los cánceres de mama y próstata, donde se obtuvo resultados alarmantes. La Agencia Internacional de Investigación en Cáncer de la OMS, ha clasificado el trabajo en turno de noche como probable cancerígeno en humanos.
En las plantas y en los árboles afecta en la polinización nocturna (transferencia de granos de polen de la parte masculina a la femenina, de otra o de la misma planta) lo que conlleva a una reducción en los frutos que puedan dar. Los estudios realizados en diversas universidades, han detectado que esta disminución no puede ser equilibrada por la polinización diurna. Lo único bueno es que estimula la fotosíntesis, pero ralentiza el crecimiento de las plantas y genera hojas pequeñas y gruesas. La radiación roja, provoca el efecto contrario y desencadena el florecimiento en los vegetales.
En 2014, un estudio con participación del CSIC, documentó en Australia que miles de aves jóvenes marinas se desorientaban por las luces en el suelo y acababan siendo atropelladas. En 2022, el proyecto español LuMinAves, estudio el mismo fenómeno en aves de Las Azores, Canarias, Cabo Verde, Madeira y las Islas Salvajes. Las aves migratorias vuelan a menudo hacia las fachadas de los edificios iluminados, cuando hace mal tiempo y luego mueren tras colisionar con ellos.
¿Cómo se puede evitar ese exceso de luz?
Cuando hablamos de corregir el exceso de luz, no estamos diciendo que hay que apagar luces, todo lo contrario, la luz es necesaria para nuestra seguridad, pero la oscuridad también es necesaria para nuestra salud, ya que el ser humano se ha adecuado al patrón del día y de la noche desde que existe. Podríamos decir que le estamos «robando» horas a la noche.
La Contaminación Lumínica es la más fácil de combatir y prevenir, lo dañino son las instalaciones de alumbrado público que no cumplen los parámetros medioambientales y energéticos, además de estar mal diseñados.
La solución es simple, sólo tenemos que iluminar lo que es necesario sin sobreiluminar, manteniendo un color, una dirección y una intensidad.
¿Qué otras medidas podemos tomar?
- Sustituir el alumbrado de sodio de baja y alta presión, de mercurio, de cadmio y otros metales pesados, por luces led PC-Ámbar, ya que aunque su luz sea anaranjada, siguen emitiendo luz azul en su espectro, mientras que los led PC-Ámbar sólo emite tonos residuales de esta radiación, pero mantiene el color cálido recomendado para la noche de 2700 K.
- Apagar las luces exteriores cuando no sean realmente necesarias.
- Apagar el alumbrado público de monumentos y edificios corporativos después de medianoche, (¿quién contempla los monumentos después de medianoche?).
- Dirigir el haz de luz hacia la vía pública, no a los ojos de los peatones o conductores.
- Apantallar correctamente las lámparas.
- No utilizar lámparas de bola sin pantalla totalmente opaca y reflectora. Desaprovechan más del 50% de la electricidad que consumen, (y al dispersar tanto la luz se hace necesario poner bombillas de más vatios para iluminar un poco el suelo).
- No dirigir luces, focos ni láser hacia el cielo. El cielo no es un espacio publicitario, es patrimonio de todos.
- Uso de pantallas asimétricas siempre que sea posible. Son un 25% más eficientes en términos de iluminación.
«Somos el legado de 14.000 años y de nosotros depende el futuro del legado de nuestro planeta».
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