Con el cambio de iluminación que está habiendo en las ciudades, la contaminación lumínica está creciendo sin precedentes. No se cumplen las normativas y tampoco se colocan luminarias adecuadas, algo que tira atrás a muchos aficionados a la astronomía y recorta tiempo de observaciones, porque ahora toca hacer más kilómetros para encontrar un lugar más oscuro. Uno de estas personas, un servidor. Muchas de las observaciones las hacía desde la terraza de mi casa, pero he tenido que poner fin a éstas, salvo que sean objetos brillantes como la Luna, los planetas y poco más. Así que aprovechando mis vacaciones en Río Mundo, realicé unas cuantas observaciones y fotografías con el móvil.
Han sido tres noches espectaculares. No me llevé el telescopio porque el coche lo tenía lleno de enredos de acampada, así que solo usé mi vista y unos simples prismáticos. Con las fotografías que presento os podéis hacer la idea del espectáculo celeste:
A simple vista se podía ver la Galaxia de Andrómeda (M31) como una pequeña nubecilla muy tenue, pero muy destacable sobre el fondo estrellado. Con los prismáticos era una maravilla, me cubría una cuarta parte del campo de visión.
Algo parecido pasaba con el Cúmulo de Hércules (M13), un puntazo, algo desenfocado, bien distinguible con los prismáticos. Digo 'desenfocado' porque al tratarse de un cúmulo globular, al observarlo con prismáticos sencillos (10x50), es lo que se aprecia.
El Doble Cúmulo de Perseo (Ngc 884, Ngc 869), se perdía con el fondo de estrellas, pero se apreciaban muy bien las estrellas más brillantes.
El cúmulo globular M22 de Sagitario, un verdadero racimo de estrellas muy fácil de observar con esos cielos. Es mi cúmulo favorito. Con prismáticos presenta un núcleo brillante con un halo de estrellas, que, conforme se van alejando del cúmulo, se van perdiendo con el fondo.
Otro de los cúmulos impactantes era M11, el cúmulo de Los Patos Salvajes en la constelación de El Águila, fácil de observar y muy cuioso de observar, porque era como un 'pegote' de estrellas donde destacaban las más brillantes, perdiéndose con el fondo el resto de estrellas.
Estando en Sagitario, desplacé los prismáticos hacia la derecha y visité las nebulosas Trífida y La Laguna, que en el mismo campo de visión se podían ver perfectamente. Volví a M22 y esta vez me desplacé hacía el Norte unos pocos grados, donde me encontré con las nebulosas Omega y El Águila, muy fáciles de observar con esos cielos.
Intenté localizar M29 en Cisne, pero se perdía con el fondo de estrellas, al igual que M52 en Casiopea y la galaxia M33 en Triángulo. La nebulosa Dumbbell fue un reto para los clásicos 10x50 que se quedó en lo dicho, un reto, porque no conseguí distinguirlo.
En el clásico tour por toda la franja blanca de la Vía Láctea, me encontré con más nebulosidades y pequeños grupos estelares que no pude identificar por no llevarme las cartas celestes, al igual que varios meteoros. Sin duda, fueron muy buenas noches que serán difíciles de olvidar.
Comentarios