Cuando vemos un meteoroide cruzando el cielo en forma de meteoro (estrella fugaz) a miles de kilómetros por hora, normalmente se volatiza antes de llegar al suelo por el rozamiento con la atmósfera, debido a la ablación de su material. Después de quemarse, las cenizas van cayendo lentamente sobre el suelo, por lo que La Tierra incrementa su masa varias toneladas al día por este fenómeno.
Estas partículas se depositan en tejados, carreteras, en el suelo urbano, etc. Cuando llueve, el agua las arrastra, por lo que un buen sitio para buscar micrometeoritos son las canaletas de desagüe de los tejados y en las cunetas de las carreteras, una vez que están secas.
La mayor parte de los meteoritos tienen una composición rocosa, pero otros están formados por aleaciones de hierro y níquel, y pueden ser separados del resto de partículas del terreno con un imán.
Recoge en una hoja de papel un poco de arena que encuentres en una canaleta de desagüe de un tejado o de una cuneta, que esté seca. Pon el imán debajo de la hoja y vuelca el papel, toda la arena caerá, excepto algunas partículas pequeñas y oscuras, que se quedarán adheridas al papel atraídas por el campo magnético.
Retira el imán y pon el papel con las pequeñas partículas en el microscopio, en el que verás pequeñas esferas con algunas estrías. Todo este material procede directamente de la materia que dio origen al Sistema Solar hace unos 4,500 millones de años.
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