El 28 de Mayo del año 1900, la ciudad de Elche fue testigo de un eclipse total de Sol, un fenómeno que os voy a recordar, aunque no estuve personalmente allí para verlo, pero que sí que me atrevo a relatarles tal como fue gracias a la ayuda de un historiador que vivió en dicha ciudad y que compartió sus investigaciones con el astrónomo francés Camile Flammarion, “El cantor del cielo”, y que podemos consultar sus trabajos en la Biblioteca Municipal, D. Pedro Ibarra.
Cuentan los registros que desde el 10 de Marzo de 1900, fueron numerosos los astrónomos que escribían pidiendo noticias sobre posibles emplazamientos de sus observatorios, hospedajes, etc con el fin de prepararse a presenciar y estudiar el eclipse de Sol que tendría efecto el día 28 de Mayo.
Una comisión científica del Instituto Geográfico de Madrid, compuesta por los Sres. Don Francisco París y Don Eduardo Mir, vinieron el día 19 de Marzo para estudiar la situación exacta de Elche, instalándose en la torre del campanario de la Basílica de Santa María, estando en relación con otras instalaciones en el Faro de Santa Pola y el Castillo de Alicante. En los días siguientes fueron llegando otros científicos como la comisión de astrónomos de Montpellier, compuesta por los señores Martín, profesor de física y Lebeuf, de astronomía, alojándose en la hacienda de Don Gervasio Torregrosa, en la carretera de Crevillente.
A final de mes hicieron su aparición los astrónomos Bourget y Carreré de la Universidad de Tolosa. El 8 de Mayo llegó la comisión española de astrónomos de San Fernando, los instrumentos que traían fueron llevados por tres grandes carretadas a la tejera de Jaime Beltrán, en el camino viejo de Alicante, y al día siguiente llegaron los del Observatorio de París, del que destaca Maurice Hamy y su ayudante Lagarde que se instalaron en la finca de Don Jaime Brotons, denominada “El Pino”, en la carretera de Santa Pola.
En esas fechas Elche tenía el lujo de lucir todo un arsenal de instrumentos astronómicos, entre los cuales estaba el telescopio más grande de España.
A falta de trece días para el eclipse, Don Pedro Ibarra, historiador de la ciudad, visitó al señor Hamy, quien le comunicó que su estudio principal era el de obtener el máximo número de fotos posibles del eclipse, además de estudiar el espectro solar.
Cada vez faltaban menos días y seguían viniendo astrónomos de Santander, Barcelona, Madrid y de otros lugares de la península, incluso los tenientes de navío de la Academia de La Marina, que trajeron un extraño juego de pelota, que más tarde dio origen al futbol en nuestra comunidad, donde uno de los equipos de la ciudad se llamaba Eclipse C.F.
Un representación alemana y un astrónomo ruso, instalaron sus aparatos en el terrado de la Fonda “La Confianza”, mientras que la comisión que envió el gobierno inglés, que estaba presidida por Mr. Norman Lockyer, desembarcaba en el puerto de Santa Pola junto con la comisión de Escocia, presidida por Mr. Copeland, director del observatorio de Edimburgo.
Otro punto de observación elegido por los astrónomos durante el eclipse de sol de 1900 fue la Finca San Antonio. A diferencia de la Casa Azul, que actualmente podemos ver en la carretera a Santa Pola, algunos vecinos de esta casa sí la asocian al evento astronómico, ya que que hasta hace unos años había una placa conmemorativa que lo recordaba y que actualmente se encuentra expuesta en el MAHE desde 2014.
A esta magnífica finca, propiedad en aquel momento de Gervasio Torregrosa, fueron invitados los científicos de las universidades de Toulouse, Montpellier y Besançon. Para que pudieran tanto alojarse durante los días previos como para realizar sus observaciones el día señalado, el 28 de mayo. Se trataba de George Meslin, Auguste Lebeuf, Henry Bourget, Joan Carrère y Paul Jobin.
Otro de los ilustres que vinieron a Elche a astrogotografiar y estudiar el eclipse fue el barcelonés Josep Comas i Solà, encargado por la Real Academia de Ciencias y Arte de Barcelona, el cual no era tan conocido en la época, pero que su nombre actualmente dice mucho porque está considerado como uno de los mejores astrónomos y divulgadores de la astronomía e impulsor de esta ciencia en Cataluña. Él y su mujer, planificaron observar el eclipse del 28 de mayo de 1900 desde la localidad de Hellín. Sin embargo, al confirmarse que un gran número de comisiones nacionales y extranjeras tenían previsto realizar la observación desde las inmediaciones de Elche, decidieron modificar su destino y estudiarlo también desde allí. El matrimonio se instaló en la finca La Bellotera, a unos dos kilómetros del núcleo urbano, asesorado por su colega y amigo Landerer.
A falta de 4 horas para el evento, llegó el General Polavieja, cruzando la Avenida de la Estación rodeado de miles de forasteros provenientes de gran parte del mundo que se volcaron con su presencia, aunque todo el prestigio no iba para él, sino para su destino, la Hacienda de Canales, lugar donde minutos después apareció “El Cantor del Cielo”, quien no necesitaba su presentación. El recibimiento que se le hizo fue extraordinario, sin preparación alguna oficial, ni música, ni pólvora, sino espontáneo entusiasmo popular. Había gran ansiedad por presenciar el eclipse, tanto por los astrónomos como por la gente del pueblo que esperaba presenciar un acontecimiento extraordinario.
EL PASO DEL ECLIPSE
En la ciudad de Oporto (Portugal) aconteció el primer contacto del eclipse hasta que llegó a Las Hurdes (Cáceres), lugar donde oficialmente contactó con España. Su máximo sucedería en las limitaciones de las provincias de Toledo y Ciudad Real, donde el cono de sombra alcanzaría los 70 Km de diámetro y un tiempo máximo de 80 segundos. El mal tiempo hizo que todas las investigaciones y observaciones se realizaran en el mediterráneo, concretamente en la ciudad de Elche y localidades cercanas.
Llegó el momento de la verdad: a las 14:54 se podía ver el primer contacto desde el pueblo de Novelda, un minuto más tarde en Elche, Alicante y Santa Pola. Pasaba el tiempo y el Sol cada vez tenía menos fase, los pájaros se iban a dormir y los gallos comenzaron a cantar. Los animales se ponían nerviosos y conforme “acaecía la noche” las estrellas más brillantes se hacían notar. Aldebarán se encontraba justo en el Sur, ya que el Sol se encontraba en la constelación de Tauro, mientras que otras como Pollux, Castor, Capella, Procyon, Betelgeuse y Rigel hacían su aparición por los alrededores, aunque también había tiempo para observar los planetas; Venus y Marte destacaban y Mercurio se dejaba ver momentos antes que se produjera la totalidad.
¡¡YA VIENE, YA VIENE, YA VIENE!!
Son las 16:09:24, Novelda es el primer pueblo en recibir la totalidad, todo el mundo estaba conmocionado, no tanto como en Elche cuando llegó a las 16:09:59. Maravilloso espectáculo, miles de ciudadanos junto a las miradas de los grandes que habían venido a verlo, comenzaron a llorar de alegría. Unos segundos más tarde, Santa Pola era perturbada por la sombra de la Luna, eran las 16:10:38, mientras que Alicante no veía la oscuridad hasta las 16:10:52, 57 segundos después de que comenzara el espectáculo en Elche, donde estaba a punto de acabar no antes sin hacerlo en Novelda.
Fase total del eclipse fotografiada por Langley
A las 16:10:42 Novelda despedía la “noche mágica”, que aunque fue breve (1 minuto y 18 segundos) era la noche más importante para esta pequeña población. Poco después, la sombra de la Luna comenzó a abandonar la ciudad ilicitana, eran las 16:11:18, lo que indica que el eclipse duró 1 minuto y 19 segundos. A las 16:11:56 lo hizo en Santa Pola dejando el paso de una duración de 1 minuto y 18 segundos. Finalmente el cono de la totalidad llegó a su fin, en términos costeros, Alicante fue la última ciudad en observar el acontecimiento, aunque sólo durara 1 minuto y 12 segundos.
España entera había vivido un momento mágico, un acontecimiento que no se volvería a ver hasta el 30 de Agosto de 1905, pero en Elche solo se pudo observar una oscuridad del 96,8%. El análisis de la historia de los eclipses en la península cuenta que el Eclipse de Elche es el que más recorrido ha tenido.
El último eclipse total de Sol, sería el del 17 de abril de 1912, que se observó durante menos de 20 segundos, ya que el cono de sombra de la Luna apenas tocaba la atmósfera, por lo que se trataba de un eclipse Híbrido. En Elche se pudo ver de manera parcial, cubriendo la Luna tan solo un 77,2% el disco solar.
España entera tendrá que esperar muchos años para volver a ver un eclipse total con toda su expectación, pero lo que no volverá a suceder es el paso de grandes capitanes y generales, pero sí veremos numerosas instituciones científicas aunque echaremos de menos la presencia de un gran astrónomo como fue Camile Flammarion.
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